Sí, a veces pienso en lo que he dejado atrás y echo de menos algo en especial. Por ejemplo, el cine Rex, la sala de cine centenaria del centro de Murcia con una pantalla enorme y que lleva cerrada ya unos cuantos años. Fui allí en ¡2019! con Andrea, porque ella todavía no la había visitado y ya se olía en el ambiente que le quedaban cuatro días abierta, así que nos aventuramos a la proyección de “Joker”.

Película memética donde las haya, recuerdo pensar que era imposible para mí tener una opinión sobre ella más o menos certera, alejada de la cantidad de presuposiciones alrededor. Recordemos, por ejemplo, que era la película “seria” de superhéroes (hm) dirigida por el tío de Resacón en las Vegas (HM) protagonizada por Joaquín Phoenix (oh) a la que un jurado del festival de Venecia dirigido por Lucrecia Martel le dio el León de Oro (OH). Recordemos que esta película estaba dedicada al personaje icónico de los tebeos de Batman que, especialmente a partir de su aparición en El caballero oscuro, se había convertido en un icono de la juventud online de extrema derecha e involuntariamente célibe, artífice de aquel meme tan icónico e inmortal de “vivimos en una sociedad”, etcétera1, pero que, por su contra, parecía albergar algún tipo de mensaje “progre” acerca de la salud mental e incluso una manifestación del afamado eslógan “eat the rich”.
¿Mi opinión de aquellos días? Ni me gustó ni me disgustó especialmente. Me confundió ideológicamente porque creo que el mensaje que más interesaba a Todd Philips era “qué buenas pelis ha hecho Scorsese” o “creo que es una gran idea hacer un montaje musical con la canción de un pederasta en prisión”2. Como persona a la que, sin caretas, le encantan Taxi Driver y El rey de la comedia, la disfruté como un exploit de aquella cosa, que ganaba cuanto más se acercaba a eso y más se alejaba del asunto comiquero. Como digo, pensé que en unos años, alejado del discurso, la podría apreciar en sí misma de una forma más certera y me gustaría algo más.
No la he vuelto a ver, pero siento que me equivocaba un poco viendo el aparente desinterés de público por la secuela. Quizás, más allá de las particularidades de la Folie a deux3, resulta que Joker (2019) era una película más hija de su tiempo de lo que parecía, nacida de ese intento de legitimizar el cine de superhéores (una legitimización y un cine que ya no le importan, con perdón, ni a su puta madre), precisamente sintetizándolo con el Hollywood “artístico” de los años 70 y con la obra de Scorsese, el árbitro accidental de qué es el cine y qué no lo es. ¿Y encima ahora hacen un musical?
Así que voy para allá, enmorbecido por el fracaso en taquilla de esta secuela, preocupado porque los dos últimos estrenos que he visto4 tenían toda mi predisposición y aún así me han parecido tirando a una mierda. Pero hay a quien le ha gustado y si hay algo que necesito en este momento de mi vida es tener una opinión contraria a la mayoría pero que sea positiva.
Como digo, no había vuelto a ver la original, pero no hay ningún problema, porque la película se dedica a recrear casi punto por punto la primera parte, no a modo de repetición sino a modo de comentario. De hecho, si la primera película me parecía demasiado dispersa como para querer decir algo de verdad, esta, que también es muy dispersa, creo que sí consigue hacerlo (el sistema está tan roto que la olla a presión de la paz social puede reventar hasta con un caparra narcisista), pero ese “algo” es sobre la primera parte, ¡es un pie de página!5
No es una exageración, el grueso de la película trata del juicio posterior a los funestos eventos de la primera parte, con muchos muertos y mucha cosa. De hecho, si hay algo a lo que se parezca Joker 2, casi más que a los musicales de los 70 rollo Bob Fosse o a Pennies From Heaven6 (volveremos a esto), es al último capítulo de Seinfeld, aquel en el que los distintos secundarios a los que nuestros protagonistas han hecho putadicas a lo largo de la serie toman el sillón de los testigos y les hacen sufrir por ello. Ese capítulo en el que los protagonistas son los malos.
En medio de esta sarta de reprimendas, el Joker, Arthur Fleck, debe decidir qué interpretación de la historia tomar: héroe revolucionario contra las injusticias de los desamparados, víctima de estas mismas injusticias hasta un punto de no retorno o simple asesino despreciable. Conoce a Lady Gaga, otra paciente en el famoso Asilo Arkham, fascinada con la interpretación radical del Joker, aquella capaz de incendiar a las masas y revelarse contra los poderosos.
Aquí empieza la música, ese mundo de fantasías e ilusiones, que utiliza el factor escapista, fantasioso e ideal asociado al género para mostrar la ficción de unos sentimientos y unas relaciones con frecuencia basados en engaños, banalidades, espectáculo. Hay, en mi opinión, demasiados números musicales y casi todos pecan de ser versiones de clásicos pero en modo *orquesta épica para un trailer cinematográfico*. Aún así, las versiones de Bewitched, Bothered and Bewildered y Ne me quitte pas (firmes contendientes ambas a la mejor canción de la historia) me golpearon, para qué engañaros.
Pero, como en Pennies From Heaven (volvimos!), la fantasía tiene un límite, la deprimente realidad es inescapable por muy buenas que sean las canciones, el Joker tendrá que decidir quién es aunque no le guste. En cuanto a una revolución basada en un concepto vago de malestar y una rabia no focalizada… that’s entertainment!
Hasta aquí la perorata semanal, espero que os haya interesado, la película está bien! me gustó bastante más que la primera jeje. En noticias más marcelocriminalrelated se ha anunciado mi concierto en el inverfest en enero en Madrid, ¡qué ganas! más conciertos prontito, tengo unos cuantos ya en proceso de montarse. El otro día grabé una canción después de bastante tiempo y tengo buenas sensaciones a ver si saco algo más pronto que tarde. Gracias de nuevo por leer y por estar suscritos pero recordad que podéis dejar de suscribiros cuando queráis, no os lo tengo en cuenta.
Un abracito<3
También podemos recordar, aunque no es el objetivo de este texto, a James Holmes, que entró en un cine donde ponían El caballero oscuro: La leyenda renace con un fusil y asesinó a doce personas y que, supuestamente, al ser arrestado habría dicho “Soy el Joker”, aunque al parecer esto último es mentira. Sospecho que este bulo inspiró a tuitear a un crítico de cine estadounidense que pudo verla antes que la mayoría de las personas que Joker (2019) era peligrosa y que había que tener mucho cuidado con su exhibición, algo que, una vez vista la película, es absolutamente ridículo.
a las que, prometo, llegaré en algún momento
Megalópolis (ya comentada en este substack) y La sustancia (no creo que la comente salvo que dentro de cinco años saquen una secuela musical)
En el buen sentido, creo.
Ya que estamos dentro de la broma de las notas al pie, buenísima peli que no se ha visto mucho creo.